La idea más potente que podemos sacar de este pasaje, es la que hace referencia al Buen Pastor. Dicha figura asociada a Cristo, ha sido muy utilizada a lo largo de la historia, son muchos los cuadros representando la figura de Jesús como un pastor, y muchas las citas del Antiguo y Nuevo Testamento, en las que aparece la figura del pastor de hecho por ejemplo Moisés y David eran pastores de ovejas. En el Antiguo Testamente dicha figura se le asocia a Dios como Apacentador, Guía de ovejas, El que cuida, dirige, atiende, alimenta y protege, así ejemplo de ello es este Salmo:
El Señor es mi pastor, nada me alta,
en verdes pastos él me hace reposar
y adonde brote agua fresca me conduce.
Fortalece mi alma,
por el camino del bueno me dirige
por amor a su nombre.
Aunque pase por quebradas muy oscuras
no temo ningún mal
porque tú estás conmigo
tú bastón y tu vara me protegen….
De lo que debe ser un pastor para con sus ovejas, se las aplica Jesús a sí mismo en una segunda parte de la parábola, al igual que ocurría con el símil de la puerta del redil. Además nos resalta la idea de que Él como Buen Pastor, no se preocupa sólo de las ovejas de su redil, sino que es pastor de ovejas descarriadas (la idea de que el ha venido para salvar también a los pecadores aparece a lo largo del Nuevo Testamento, en multitud de ocasiones, en este caso bajo la comparación de ovejas descarriadas), estando llamado a reconducirlas al redil.
También nos enuncia la relación que existe entre Cristo y sus ovejas, llegando a ser una relación paternal, incluso tan fuerte como la existente entre Él y Dios Padre, hasta el punto que esta relación, es de servicio y entrega plena, llegando incluso a dar su vida por nosotros
Desarrolla también a través de la descripción de “buen pastor”, la idea de la existencia de malos pastores, de lobos, que podemos identificar en nuestro tiempo como aquellas cosas que dificultan o se interponen en nuestro camino hacia el Padre.